Según la creencia, la maldición del faraón caería sobre cualquier persona que moleste a la momia de un faraón del Antiguo Egipto y por ello moriría en poco tiempo. Existía la certidumbre de que las tumbas de los faraones tenían maldiciones escritas en ellas o en sus alrededores, en forma de advertencia para que no entraran.
La supuesta maldición y los hechos trágicos que afectaron a quienes estuvieron relacionados con el descubrimiento de la tumba del faraón de la XVIII dinastía Tutankamón es un episodio relevante en la cultura occidental.
Muchos autores niegan la existencia de una maldición escrita, pero investigadores del caso aseguran que el célebre arqueólogo y egiptólogo Howard Carter ( 9- 5-1874 / 2 - 03 - 1939) encontró en la antecámara un ostracón de arcilla cuya inscripción decía: "La muerte golpeará con su miedo a aquel que turbe el reposo del faraón".
Lord Carnarvon, el financista de la expedición que en 1922 llevó a Howard Carter a la tumba de Tutankamón, la mejor conservada de todas las tumbas faraónicas, murió repentinamente el 5 de abril de 1923, varios meses después del descubrimiento.
Arthur Conan Doyle, autor de las novelas detectivescas de Sherlock Holmes, fomentó la idea de la maldición y especuló con que el moho tóxico había sido puesto deliberadamente en las tumbas para castigar a los ladrones.
Howard Carter, el principal implicado en todo lo relacionado con la tumba de Tutankamón, falleció el 2 de marzo de 1939 a los 64 años, de muerte natural.
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