Humanos y Extraterrestres... ¿Somos semejantes a Dios?
¿Somos semejantes a Dios?... En los libros sagrados de algunas religiones se asevera que Dios hizo a los seres humanos “a su imagen y semejanza”. Esta afirmación condujo a que muchos creyentes y practicantes de esos credos religiosos pensaran que Dios era de forma humana. Incluso, algunas iglesias llegaron a ilustrar a Dios como un longevo hombre de barbas blancas, para darle un toque patriarcal. Este hecho responde a la realidad del conocimiento que tenían en estas religiones primitivas, sobre el Universo, el planeta Tierra y los seres vivientes.
Según los textos bíblicos Dios habría creado a los seres humanos y todo cuanto existe en la Tierra. Textualmente la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” y luego: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
Lo que hizo pensar que Dios solamente había creado a este planeta y toda la vida dentro de él. Por ello, las iglesias primitivas no podían creer en vida fuera de la Tierra, así como creyeron que la Tierra era el centro del Universo, y que todo el Cosmos giraba en torno a ella, que la Tierra era plana y que Dios era un anciano patriarca que en seis días terrestres creó al Universo todo y al planeta Tierra.
¿Cuál de las razas humanas es semejante a Dios?
Esta es una pregunta que algunas iglesias se formularon y al responderla de acuerdo a su propio origen e idioma, discriminaron a las otras razas. Nos imaginamos a algunos religiosos de antaño expresando dudas como ¿De qué color es Dios? ¿Es hombre o mujer? ¿Asiático, europeo o africano? ¿Qué lenguaje habla Dios?...
Lo cierto, es que esta interrogante debe enseñarnos que si una suprema conciencia, o Dios, nos hizo a su imagen y semejanza no se refería a las razas del ser humano ni a su sexo. De una cosa sí estamos seguros: Todos tenemos semejanza a Dios, todas las razas, todos los géneros y todo cuanto existe en la Tierra y… en el Universo.
La vida en el Universo
Si solamente en la Tierra existen incontables seres vivientes, imaginemos la incalculable cantidad de seres que existen en el infinito Universo.
Si creemos en que Dios creó los Cielos y la Tierra, estamos afirmando que Dios creó al Universo y a todo cuanto existe en su seno. A toda la vida que exista. De manera que debemos concluir que los otros seres vivientes con conciencia, como los humanos, también fueron hechos a imagen y semejanza de Dios.
Versión de extraterrestre más difundida en el Orbe
La concepción de seres extraterrestres entre los humanos está limitada a su antropomorfismo o la tendencia de las personas a atribuir rasgos y cualidades humanas a otros seres. Así, los supuestos alienígenas, aunque diferentes, tienen brazos, cara, ojos, boca, manos, piernas. Pero la realidad es que un ser viviente pudiera ser un ente muy desemejante.
Una simple célula humana es algo redondeado, con un núcleo y un citoplasma envuelto en una membrana plasmática pero es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. Y no solo es un ser viviente, sino que en dentro de sí lleva el código genético con el cual se puede crear un ser humano completo.
En el infinito cosmos pueden existir seres vivientes de cualquier forma, seres de luz, de gases, de materia, de energía, similares a los humanos o absolutamente desiguales.
Todos tenemos semejanza a Dios
Si creemos que Dios nos hizo a su semejanza, entonces es obvio que no se refería a la forma de los humanos ni de ningún ser viviente. La pregunta que nos debemos hacer es ¿En qué sí somos semejantes a un Dios Universal?
Si un Dios Universal le transmitió a algún ser viviente en el Universo, o este ser intuyó que Dios era semejante a los seres vivientes, se refería a todo ser viviente en el Cosmos.
Qué tenemos en común con Dios
Podemos afirmar que todo en el Universo está entrelazado y en inter-comunicación permanente aunque no hayamos descifrado todos sus códigos o claves.
Algunas personas han presentido o intuido desde los albores de la humanidad que todo lo que acontece en el firmamento indica lo que pasará en la Tierra.
La comunicación, una transmisión de señales a través de un código o lenguaje común entre un emisor y de un receptor, ha formado parte de la historia de la humanidad, y todo el planeta ha sido testigo de los intentos de enviar mensajes en cohetes, en satélites y en señales por parte de los terrestres, a posibles extraterrestres.
Alguna personas han recibido conocimientos fundamentales que han permitido avanzar a la humanidad, y por otro lado, la casi totalidad de los seres humanos avizoran y perciben a la Conciencia Universal por intermedio de una ingeniosa habilidad del ser humano, denominada “voz de la conciencia”, o conciencia del bien y del mal que es inherente a cada persona.
Un científico por excelencia, Albert Einstein aseveró que la única cosa valiosa es la intuición. Dijo en la década de los ‘30: “La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional, un leal siervo… Hay un chispazo en la conciencia, llámese intuición o como se quiera, que trae la solución sin que uno sepa cómo o por qué”.
El otro idioma que habla Dios es la ciencia: Si creemos en un Dios, en una Presencia Universal, una Conciencia Universal, o un Creador, esta entidad infinita y omnipresente, tendría –por definición- acceso al conocimiento total, al conocimiento universal. Y, si la Ciencia nos acerca al conocimiento, es claro que nos acerca a esta Conciencia Universal, o Dios.
La ciencia nos permite comprender que la única manera que Dios esté en todas las partes es que sea todas las partes.
La manera de comunicarnos con esta Suprema Conciencia es que tengamos una conexión genética con Dios porque formamos parte del Universo, que en esencia es Él.
Si Dios nos hizo semejantes es en lo que somos análogos a Él. Si Dios es algo más que la suma de todas las partes del Universo y además con Conciencia, este Supremo Ser estaría conformado por todo lo existente en el Cosmos, y todo está constituido por partículas, átomos, moléculas, células.
Dios en substancia es la suma de todos las partículas, átomos, moléculas, y células del Universo entero y es un ser consciente de sí mismo. Es la Suprema Conciencia.
Los seres humanos como todos los seres del Universo estamos igualmente conformados, en primera instancia, por átomos, y como la Divina Providencia también tenemos conciencia. Por consiguiente, ¿En qué son semejantes todos los seres en el infinito Universo a Dios?: En que todos los seres estamos constituidos por partículas, átomos, moléculas y células. Todos tenemos conciencia propia y todos estamos conectados por un código genético o ADN Universal.
María Mercedes Gessen, Vladimir Gessen
Le invitamos cordialmente a leer nuestro libro: ¿Quién es Dios?
¡Gracias! por visitarnos, Vladimir y María Mercedes Gessen @DivanGessen @UnDiosUniversal
Fuente: http://www.diosuniversal.com/Quien-es-Dios
Fotos: https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
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