Los Dioses Romanos
La mitología romana y las creencias mitológicas de los habitantes de la Antigua Roma, puede considerarse formada por dos partes: La primera, mayoritariamente antigua y ritualista, representaba los mitos y cultos autóctonos. La segunda, principalmente tardía y literaria, consiste en la fusión de la anterior con varias deidades préstadas, procedentes de la mitología griega.
Los romanos no tenían relatos secuenciales sobre sus dioses comparables a las batallas entre los Titanes y los Olímpicos, o la seducción de Zeus por Hera, hasta que sus poetas comenzaron a adoptar los modelos griegos en el último lapso de tiempo de la República romana. Sin embargo, lo que sí tenían era:
1. Un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de dioses relacionados.
2. Un rico conjunto de mitos históricos sobre la fundación y auge de su ciudad por parte de actores humanos con ocasionales intervenciones divinas.
De la unión de la virgen Rea Silvia y el dios de la guerra Marte, nacieron dos gemelos, Rómulo y Remo
Mitología antigua romana
La mitología romana antigua, no estaba formada por relatos sino más bien por el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.
Los romanos tenían ricas leyendas sobre la fundación y primera expansión de su propia ciudad. Además de estas tradiciones de origen mayoritariamente local, a este surtido se añadió material procedente de las leyendas heroicas griegas en una época temprana, haciendo por ejemplo a Eneas antepasado de Rómulo y Remo.
Según la tradición romana, los hermanos gemelos Rómulo y Remo fueron los encargados de fundar Roma. Finalmente sería solo Rómulo quien la fundaría, convirtiéndose en su primer rey.
La Eneida y los primeros libros de Livio son las mejores fuentes exhaustivas para esta mitología humana.
Cuenta la leyenda antiquísima de los helenos que Eneas, príncipe de Dardania, escapó de la destrucción de Troya cargando a su padre, Anquises, sobre sus hombros y a su hijo Ascanio, aunque perdió en la fuga a su esposa, Creúsa, hija del rey Príamo. Esto sucedió en torno a 1184 a. C. según el erudito antiguo Eratóstenes, tras diez años de conflicto. Tres décadas después de periplos, Ascanio fundó la urbe de Alba Longa de la que fue su primer rey. Cuatro siglos después vendría el tiempo del rey Numitor.
Numitor fue destituido por su hermano Amulio, que acabó con todos los hijos varones de éste y convirtió a su única hija, Rea Silvia, en una virgen vestal para que así, al tener un voto de castidad, no tuviera descendientes, pero el dios de la guerra, Marte, se enamoró de la bella muchacha y la sedujo; de su unión se engendraron dos gemelos, Rómulo y Remo.
Amulio, temeroso de tener en el futuro dos posibles rivales, ordenó su asesinato pero el hombre encargado del infanticidio no pudo y los abandonó a su suerte en el río Tíber. La corriente llevó la cesta donde estaban a un pantano llamado Velabrum, en un lugar entre las colinas Palatino y Capitolio llamado Cermalus. Ahí fueron cuidados y alimentados por una loba llamada Luperca y un pájaro carpintero, los animales sagrados de Marte. Poco después los encontró el pastor Faustolo, que era porquerizo de Amulio, y decidió criar en secreto a los niños con su esposa Acca Larenzia. Sólo una vez que crecieron se les reveló su verdadera identidad y éstos decidieron tomar justicia. Mataron a Amulio y liberaron de su encierro a su abuelo, que fue repuesto en su trono.
Rómulo y Remo partieron de Alba Longa, pues querían gobernar, pero no derrocar a su abuelo. Marcharon al lugar donde el pastor los había encontrado y ahí discutieron dónde fundar su ciudad: Roma.
Rómulo la quería construir en el Monte Palatino y Remo Remoria en el Aventino. Rómulo trazó los límites de la ciudad y ordenó que nadie los traspasara durante las ceremonias, pero Remo le desafió y los traspasó, por lo que tuvieron una discusión que rápidamente degeneró en pelea, siendo éste herido y muriendo poco después a causa de ello. Rómulo enterró a su hermano en el lugar donde quería fundar Roma. Roma fue fundada oficialmente entonces el 21 de abril de 753 a.C.
Altar de los doce dioses en mármol que se encuentra en Gabii, Italia, que representa los doce dioses del panteón romano, cada uno identificado por un atributo: Venus y Marte unidos por Cupido, Júpiter y un rayo, Minerva lleva un casco, Apolo, Juno y su cetro, Neptuno y su tridente, Vulcano y su cetro, Mercurio y su caduceo, Vesta, Diana y su aljaba y Ceres
Dioses romanos
Las divinidades romanas primitivas incluían, además de los "di indigetes", que eran los dioses originales del estado romano, a los llamados dioses especialistas cuyos nombres eran invocados al realizar diversas actividades, como la cosecha.
Los dioses representaban distintivamente las necesidades prácticas de la vida diaria, como las sentía la comunidad romana a la que pertenecían. Se entregaban escrupulosamente a los ritos y ofrendas que consideraban apropiados. Así, Jano y Vesta guardaban la puerta y el hogar, los Lares protegían el campo y la casa, Pales los pastos, Saturno la siembra, Ceres el crecimiento del grano, Pomona la fruta, y Consus y Ops la cosecha. Incluso el majestuoso Júpiter, rey de los dioses, era honrado por la ayuda que sus lluvias daban a las granjas y viñedos.
A la cabeza del panteón primitivo se encontraba la tríada Júpiter, Marte y Quirino (cuyos tres sacerdotes, o flamines, tenían el mayor rango), y Jano y Vesta. Estos dioses antiguos tenían poca individualidad, y sus historias personales carecían de matrimonios y genealogías. A diferencia de los dioses griegos, no se consideraba que funcionaban de la misma forma que los mortales, y por ello no existen muchos relatos de sus actividades.
Dioses de todas partes
La absorción de deidades locales vecinas tuvo lugar a medida que el estado romano conquistaba el territorio vecino. Los romanos solían conceder a los dioses locales del territorio conquistado los mismos honores que a los dioses antiguos que habían sido considerados propios del estado romano. En muchas casos las recién adquiridas deidades eran invitadas formalmente a llevar su domicilio a nuevos santuarios en Roma. En 203 a. C., la figura de culto representativa de Cibeles fue retirada de Pesino (Frigia) y acogida ceremoniosamente en Roma. Además, el crecimiento de la ciudad atrajo a extranjeros, a los que se permitía continuar con la adoración a sus propios dioses. De esta forma llegó Mitra a Roma y su popularidad en las legiones extendió su culto hasta tan lejos como Bretaña. El dios Sol Invictus deriva del mitraísmo, tuvo un culto bastante extendido entre los militares a partir del siglo IIIº, aparece representado en algunas monedas acuñadas por Constantino I el Grande. Además de Cástor y Pólux, los asentamientos conquistados en Italia parecen haber contribuido al panteón romano con Diana, Minerva, Hércules, Venus y otras deidades de menor rango, algunas de la cuales eran divinidades itálicas, procediendo otras originalmente de la cultura griega de Magna Grecia. Las deidades romanas importantes fueron finalmente identificadas con los más antropomórficos dioses y diosas griegos, y asumieron muchos de sus atributos y mitos.
Júpiter con el rayo y su águila
Júpiter
Júpiter, también llamado Jove, es el principal dios de la mitología romana, padre de dioses y de hombres. Su equivalente griego es Zeus. Sus atributos son el águila, el rayo, y el cetro.
En la actualidad, el dios Júpiter es adorado por grupos religiosos de "reconstruccionismo pagano" como el "Camino Romano a los Dioses", "Nova Roma", entre otros, que buscan la renovación de la religión romana antigua.
El Camino Romano a los Dioses es la reconstrucción moderna del antiguo culto a los dioses del panteón romano. Este culto es practicado principalmente en Italia por algunos centenares de personas reunidas en una pluralidad de asociaciones al cual va adjunto un número no precisado de "paganos libres", practicantes.
Hijo de Saturno quien era un importante dios de la agricultura y la cosecha y Ops, diosa de la fertilidad y la tierra, Júpiter fue la deidad suprema de la "tríada capitolina" romana, integrada además por su hermana y esposa, Juno, y por su hija, Minerva.
Como ocurre con gran parte de la mitología romana, el mito de Júpiter se ajusta en buena medida al de Zeus, de la mitología griega, con préstamos de la mitología etrusca y con elementos nativos lacios.
Originariamente a Júpiter se le consideró un dios del cielo en relación con el clima y los ciclos agrarios. Después fue protector de la confederación de ciudades latinas, hasta que con el tiempo adoptó atributos acordes al Estado romano, la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes, aunque conservó elementos de su anterior concepción, como el de ser portador del rayo al igual que Zeus en la mitología griega; y, al igual que él, finalmente se convirtió en el dios de los dioses.
Saturno, hijo menor de Coelus y Terra, devoraba a sus propios hijos, cumpliendo así con la condición que su hermano mayor, Titán, le había impuesto para gobernar, de manera que la descendencia de Titán pudiese luego llegar al trono de soberanía sobre el resto de los dioses. Sin embargo, Ops, esposa de Saturno, logró sustraer a Júpiter, Neptuno y Plutón de aquel destino. A Júpiter lo escondió en la isla de Creta, donde la cabra Amaltea lo amamantó. En lugar de Júpiter, Ops le dio a su esposo una piedra envuelta en pañales, que Saturno devoró.
Una vez que hubo crecido, Júpiter hizo guerra contra Titán primero, y después contra su padre, hasta destronarlo. Saturno había devorado a sus hijas, Vesta, Ceres y Juno y fue necesario, para que las devolviera, un vomitivo preparado por Metis. En seguida Júpiter asignó a Neptuno el reino de los mares, y a Plutón el Inframundo y luego se casó con Juno, su hermana.
En la Antigua Roma las personas juraban por Júpiter en los tribunales de justicia, lo que llevó a la expresión común "¡por Júpiter!", usada como un arcaísmo en la actualidad.
Juno
En la mitología romana, Juno era una diosa, equivalente a la Hera griega, diosa del matrimonio y reina de los dioses. Hija de Saturno y Ops, hermana y esposa de Júpiter, con el que tuvo dos hijos, Marte y Vulcano y una hija, Lucina. Juno fue una deidad mayor de la religión romana y formó parte, junto a Júpiter y Minerva, de la Tríada Capitolina, un importante culto romano. En la mitología romana Juno representa a la maternidad.
El 1 de marzo de cada año, las mujeres celebraban unas fiestas en honor de Juno llamadas Matronalia. Otras fiestas en su honor, las Nonas Caprotinas, se celebraban el 7 de julio. Muchos consideraban el mes de junio, que toma su nombre de Juno, patrona del matrimonio, el más favorable para casarse. Los Calendas de cada mes también estaban consagrados a esta diosa, que tenía fiestas el 1 de julio y el 13 de septiembre.
Juno tenía en ocasiones un carácter guerrero que se hacía aparente en sus ropas. A menudo aparecía armada y llevando una capa de piel de cabra, que era la prenda preferida por los soldados romanos en campaña. Este aspecto guerrero fue asimilado de la diosa griega Atenea, cuya piel de cabra recibía el nombre de égida.
Neptuno
En la Mitología romana, Neptuno es el hijo mayor de los dioses Saturno y Ops, hermano de Júpiter y Plutón. Neptuno gobierna todas las aguas y mares. Cabalga las olas sobre caballos blancos. Todos los habitantes de las aguas deben obedecerlo y se le conoce como Poseidón en la mitología griega.
Neptuno eligió el mar como morada y en sus profundidades existe un reino de castillos dorados. Con su poderoso tridente agita las olas, hace brotar fuentes y manantiales donde quiera y en causa de su ira provocando los temibles sismos o terremotos.
Este dios es un rey inseparable de sus caballos. Por esta y más razones, se le simboliza con un caballo. Neptuno no viste con ropajes suntuosos, ya que su aspecto es suficiente para demostrar su poderío.
El dios de los mares es un muy peligroso e inestable elemento, con sus emociones puede provocar desde terribles tormentas y tempestades hasta olas tranquilas y pacíficas, por lo que nunca nadie intenta provocarlo sin un importante motivo.
Neptuno, aparte de sus caballos y de ser conocido bajo la forma de un caballo, tuvo siempre a su lado a los delfines como cabalgaduras y compañeros.
Era el dios que sostenía el planeta en el que vivimos, porque el océano rodeaba la Tierra y era evidente que él desde los mares, soportaba el peso de la tierra firme. Además, Neptuno había dado forma a las costas, había arrancado trozos de montañas para formar los acantilados o había pasado la mano por el litoral para dejar suaves playas y abrigadas bahías en las que los barcos encontraban refugio. Por eso, aparte de tener a su lado sirenas traidoras, a las nereidas inigualables, a las oceánides hermosas y a los tritones poderosos, Neptuno era señor de las ninfas, ondinas[cita requerida] y náyades de los lagos, de los ríos, de las fuentes, todas ellas eran parte de su corte y a él le debían pleitesía y obediencia por ser parte del mundo acuático. Y tiene la inmortalidad.
Aunque no fue un amante ni tan afamado ni tan divertido como su hermano Júpiter, Neptuno tuvo su línea de amoríos apasionados y pasajeros.
Su esposa principal fue Anfítrite, una Nereida que le dio como hijos a los tritones, monstruos marinos con rostros humanos barbados y colas como las de los delfines. Los cabellos son algas, tienen agallas tras las orejas y manos que parecen caracoles.
Otras de sus esposas fueron:
Halia: Con la que tuvo tiempo de tener siete hijos.
Amimone: Una de la Danaides.
Toosa: Ninfa con la que tuvo a Polifemo.
Ceres: Ella amaba a Júpiter en su momento.
Medusa: Con quien tuvo a Pegaso y a Crisaor. Son nietas suyas las Nereidas.
Clito: Tuvo con Neptuno gemelos, cuyo el mayor fue Atlas.
MInerva
En la mitología romana Minerva es la diosa de la sabiduría, las artes, las técnicas de la guerra, además de la protectora de Roma y la patrona de los artesanos. Se corresponde con Atenea en la mitología griega. Uno de sus aspectos como diosa correspondía no sólo a la guerra sino también al intelecto y por ello también es llamada hendu.
Minerva era hija de Júpiter, quien tras haber devorado a Metis, la Prudencia, sintió un gran dolor de cabeza. Recurrió a Vulcano, quien le abrió la cabeza de un hachazo, surgiendo de ella Minerva, armada y en unos años que le permitieron ayudar a su padre en la Gigantomaquia (guerra contra los Gigantes), donde se distinguió por su valentía.
Una de las características más famosas de la historia de Minerva es su desacuerdo con Neptuno para dar su nombre a la ciudad de Atenas. Doce grandes dioses, elegidos como árbitros, decidieron que quien produjera la cosa más útil para la ciudad le daría su nombre. Neptuno, de un golpe de tridente, hizo que la tierra diese un caballo y Minerva hizo crecer un olivar, lo que le dio la victoria.
En la Guerra de Troya Minerva se mostró favorable con los aqueos después de que Paris la humillase al preferir la belleza de Venus sobre la de Juno (esposa de Zeus-Júpiter) y la suya propia. La casta Minerva siguió siendo virgen, lo que no le impidió disputar el premio en el Juicio de Paris. Con el fin de triunfar sobre sus rivales, ofreció a su juez el conocimiento y la virtud. Sus ofertas fueron inútiles y concibió un gran despecho.
Minerva quien hace construir la nave de los argonautas según su dibujo, y quien coloca en su proa la madera que habla, cortada en el bosque de Dódona, la cual dirigía su rumbo, les informaba de los peligros y les indicaba los medios de evitarlos. Bajo esta metáfora es fácil reconocer el timón de la nave.
Marte con Venus mientras descansa de la lanza y el casco
Marte
En la mitología romana, Marte era el dios de la guerra, hijo de Júpiter en forma de flor y de Juno. Se le representaba como a un guerrero con armadura y con un yelmo encrestado. El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos. Era marido de Bellona y amante de Venus, con quien tuvo dos hijos: Fuga y Timor (respectivamente Deimos y Fobos para los griegos).
Fue identificado con el Ares griego, pero Marte no es simplemente un Ares romanizado, sino una deidad puramente itálica, patrón de muchas ciudades, como Alba Longa y tribus como la de los sabinos y los etruscos (se cree que el nombre Mars, sin derivaciones indoeuropeas, proviene del etrusco Maris), antes del surgimiento de Roma.
Marte dio nombre al cuarto planeta del sistema solar: Marte, al segundo (o tercero según algunas religiones, calendarios o regiones como en EE.UU.) día de la semana: Martes y al tercer mes del año: marzo.
Juno huyó del Olimpo ante la envidia del nacimiento de la diosa de la sabiduría, y se adentró en un templo consagrado a Flora, diosa de las flores y de los jardines. Allí esta diosa aconsejó a Juno que cogiese una flor que se hallaba en los campos de Oleno. Juno, fue hacia aquellos campos, y vio la flor que le había indicado Flora, era la flor más bonita que había visto jamás; que en realidad era Júpiter en forma de flor. Al cogerla en su regazo, nació, el dios de la guerra, Marte.
Originalmente, Marte era el dios patrón de los pueblos itálicos, que eran tanto guerreros como agricultores, y esto se refleja en su naturaleza bivalente, como otros dioses romanos. Era un dios guerrero, que protegía a su pueblo contra sus enemigos. También era un dios ctónico asociado a la tierra, a la protección física y espiritual de los cultivos.
Reunía Marte las siguientes virtudes: Intrepidez, temeridad ciega, valor y osadía, fuerza viril, la inspiración guerrera. El dios que conducía a la victoria a los umbrios, sabinos, latinos y romanos.
Era considerado como el padre de Rómulo y una de las tres divinidades tutelares de Roma junto con Júpiter y Quirino. Como dominios de Marte se consideraban los bosques misteriosos en los que habitaba el pájaro carpintero. Estaban consagrados a Marte, varios animales como el buey labrador, el caballo de batalla, los rebaños de carneros, y los cerdos que se le inmolaban. Por tanto en Roma, Marte tenía varias funciones: Dios bélico, el dios de la guerra. Dios de la cultura y laboreo del campo. Dios de la Primavera, y la potencia viril, y rotector de la vida en los campos.
Al contrario que su contraparte griega, Marte gozaba de una inmensa popularidad, y era la deidad más adorada en Roma, solo sobrepasada por Júpiter. Al ser padre de Rómulo, se le consideraba padre de todos los romanos.
Venus
Venus era una importante diosa romana relacionada principalmente con el amor, la belleza y la fertilidad, que desempeñaba un papel crucial en muchas fiestas y mitos religiosos romanos. Desde el siglo III a. C., la creciente helenización de las clases altas romanas la identificó como equivalente de la diosa griega Afrodita. De esta forma Venus fue la esposa de Vulcano. Virgilio, como halago a su patrón Augusto y al gens Julia hizo a Venus, a quien Julio César adoptó como su protectora, ancestro del pueblo romano a través de su legendario fundador Eneas y su hijo Iulus.
Venus solía asociarse con la diosa griega Afrodita y la etrusca Turan, tomando aspectos prestados de ambas. Como con la mayoría de las demás deidades del panteón romano, el concepto literario de Venus está cubierto por las ropas tomadas de los mitos griegos literarios de su equivalente, Afrodita. La anterior diosa etrusca o latina de la vegetación y los jardines pasó a ser relacionada deliberadamente con la griega Afrodita.1 Sin embargo, según la Eneida de Virgilio, como equivalente romano de Afrodita, Venus no llegó a tener una personalidad tan marcada en su sensualidad o crueldad como la griega, aunque conservara sus atributos y símbolos, como la manzana dorada de la discordia.
Adicionalmente, Venus ha sido comparada con otras diosas del amor: Rembha (hindú), Milda (lituana), Frigg y Freyja (nórdica), Ishtar (mesopotámica), Isis (egipcia), Inanna (sumeria), Astarté (fenicia), Reitia (de los vénetos), Uni-Astre (láminas de Pyrgi), Suadela y Ushás en la religión védica.
Febo
Febo, en latín Phoebus, es un apodo o epíteto del dios Apolo en la mitología clásica. Probablemente significaba originalmente "brillante". Los poetas clásicos latinos también aplicaban el apodo Febo al dios sol, de ahí las referencias comunes en la poesía europea posterior a Febo y su carro como una metáfora del sol. P Cervantes, en el Quijote, al comienzo del capítulo XX de la segunda parte, se refiere al sol con el nombre de Febo: "Apenas la blanca aurora había dado lugar a que el luciente Febo con el ardor de sus calientes rayos..."
Su nombre fue utilizado en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, junto al de Atenea, para las mascotas, dos hermanos llamados Athenà y Phèvos.
Por otra parte, la letra de la Marcha de San Lorenzo, escrita por el argentino Carlos Javier Benielli, comienza su primer estrofa aludiendo al sol utilizando la forma en consideración: "Febo asoma; ya sus rayos / iluminan el histórico convento".
Diana
En la mitología romana, Diana era la diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y la Luna. Su diosa griega equivalente en la literatura es Artemisa, si bien en cuanto a culto era de origen itálico.
Diana fue originalmente una diosa de la caza, relacionada con los animales y las tierras salvajes. Más tarde pasó a ser una diosa de la luna, suplantando a Luna y siendo también un emblema de la castidad. Los robledos le estaban especialmente consagrados. Era alabada en la poesía por su fuerza, gracia atlética, belleza y habilidades en la caza.
En la práctica formaba una trinidad con otras dos deidades romanas: Egeria, la ninfa acuática, su sirviente y ayudante comadrona, y Virbio, el dios de los bosques. Etimológicamente, el nombre Diana significa "del día" o "divina", siendo pues su paralelo griego en este sentido (aunque no en el culto) Dione en Dódona.
Diana nace poco antes que su hermano mellizo Apolo en la isla de Ortigia (luego llamada Delos), Diana era hija de Júpiter y Latona. Siendo testigo de los dolores del parto de su madre, concibió tal aversión hacia el matrimonio que pidió y obtuvo de su padre la gracia de guardar perpetua virginidad, como su hermana Minerva. Por esta razón estas dos diosas recibieron del oráculo de Apolo el nombre de "vírgenes blancas".
El propio Júpiter la armó con arco y flechas y la hizo reina de los bosques. Le dio como comitiva un numeroso grupo de hermosas ninfas que debían hacer votos de castidad, y con quienes se dedicaba a la caza, su ocupación favorita.
Diana era grave, severa, cruel e incluso vengativa. Prevalecía sin piedad contra todos los que se ganaban su resentimiento: no vacilaba en destruir sus cosechas, devastar sus manadas, sembrar epidemias a su alrededor, humillarles e incluso matar a sus hijos. Así, exigió el sacrificio de Ifigenia, aunque en el momento clave fue sustituida por un ciervo. A instancias de Latona se unió a Apolo para matar con sus flechas a todos los hijos de la infeliz Níobe, que había presumido de su más numerosa prole. Trataba a sus ninfas con el mismo rigor, si olvidaban su deber: transformó a Calisto en osa y la expulsó de su cortejo por quedar embarazada.
También fue la perdición del pastor Acteón, que la vio bañándose desnuda junto a sus ninfas, por lo que Diana lo transformó en venado e hizo que sus propios perros de caza lo devorasen. En otra ocasión, en un acceso de celos, taladró con sus flechas e hizo fallecer cruelmente a Orión.
Se enamoró, aunque sólo platónicamente, del pastor Endimión, a quien besaba cuando dormía tan suavemente que no se despertaba.
Replica de la estatua de Giovanni da Bologna en Källskär, Finlandia
Mercurio
En la mitología romana, Mercurio (en latín Mercurius) era un importante dios del comercio, hijo de Júpiter y de Maia Maiestas. Su nombre está relacionado con la palabra latina merx (‘mercancía’). En sus formas más primitivas parece haber estado relacionado con la deidad etrusca Turms, pero la mayoría de sus características y mitología fue tomada prestada del dios griego análogo Hermes.
Mercurio ha inspirado el nombre de varias cosas en cierto número de campos científicos, como el planeta Mercurio, el elemento mercurio y la planta mercurial. La palabra «mercurial» se usa comúnmente para aludir a algo o alguien errático, volátil o inestable, y deriva de los rápidos vuelos de Mercurio de un lugar a otro.
Baco
En la mitología romana es el Dios del vino y de la danza, inspirador del delirio y el éxtasis. Es el dios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje importante de la mitología griega, como hijo del dios principal Zeus.
Baco representa el frenesí que inducía, bakcheia. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. Su misión divina mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación. Los investigadores han discutido su relación con el "culto de las almas" y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.
De Baco, Bacanales
Introducidas en Roma (ca. 200 a. C.) desde la cultura griega del sur de Italia o a través de la Etruria influida por Grecia, las bacanales se celebraban en secreto y con la sola participación de mujeres en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino el 16 y 17 de marzo. Posteriormente, se extendió la participación en los ritos a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes. La notoriedad de estas fiestas, donde se suponía que se planeaban muchas clases de crímenes y conspiraciones políticas, provocó en 186 a. C. un decreto del Senado —el llamado Senatus consultum de Bacchanalibus, inscrito en una tablilla de bronce descubierta en Calabria (1640) y actualmente en Viena— por el que las bacanales fueron prohibidas en toda Italia, excepto en ciertas ocasiones especiales que debían ser aprobadas específicamente por el Senado. Pese al severo castigo infligido a quienes se sorprendía violando este decreto, las bacanales no fueron sofocadas, especialmente en el sur de Italia, durante mucho tiempo.
Dioniso se equipara con Baco y con Liber (también Liber Pater). Liber (‘el libre’) era un dios de la fertilidad y el crecimiento, casado con Libera. Su fiesta era la Liberalia, celebrada el 17 de marzo, pero en algunos mitos también se celebraba el 5 de marzo.
Dioniso ha permanecido como una inspiración para artistas, filósofos y escritores de la época contemporánea. En su libro El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche contrastó a Dioniso con Apolo como símbolo del principio estético fundamental e incontrolado de la fuerza, la música y la intoxicación frente al principio de la vista, la forma y la belleza representado por el segundo.
Venus en el fogón de Vulcano en que se caldean los metales para forjarlos
Vulcano
Vulcano (Vulcanus en latín) es el dios del fuego y los volcanes en la mitología romana, hijo de Júpiter y Juno y esposo de Venus. Era dios del fuego y los volcanes, forjador del hierro y creador de armas y armaduras para dioses y héroes. Corresponde con Hefesto en la mitología griega. Otros nombres que recibe son: Mulciber 'el que ablanda' en la mitología romana y Sethlas en la mitología etrusca.
Se le representa como un hombre entrado en años, fornido, aunque cojo y de desagradable aspecto. A pesar de ello se casó con la diosa del Amor, Venus, quien le fue infiel con el dios de la guerra, Marte, en un episodio muy difundido.
Diversas escenas de este dios han sido representadas en el arte, por parte de artistas como Velázquez, Rubens, Tintoretto o Giovanni Battista Tiepolo.
Durante la festividad de la Vulcanalia, celebrada el día 23 de agosto (día de Vulcano en el calendario romano), se sacrificaba pescado y pequeños animales arrojándolos al fuego.
Plutón
En la mitología romana, Plutón era el dios del inframundo. Su equivalente en la mitología griega era Hades, aunque Plutón era más benigno. En cuanto a la etimología del nombre se le confunde con el de Pluto, el dios griego de las riquezas.
Plutón era hijo de Saturno y Ops, y esposo de Proserpina, a quien raptó para casarse con ella. La madre de Proserpina, Ceres, se afligió tanto que provocó el invierno.
Su palacio se ubica en mitad del Tártaro, donde como soberano vela por la administración de su estado y dicta sus inflexibles leyes. Sus súbditos, sombras ligeras y miserables, son tan numerosos como las olas del mar y las estrellas del firmamento: todo lo que la muerte cosecha sobre la Tierra vuelve a caer bajo el cetro de este dios, aumentando su riqueza o convirtiéndose en su presa. Desde el día en que inauguró su reino, ni uno de sus ministros infringió sus órdenes, ni uno de sus súbditos intentó una rebelión. De los tres dioses soberanos que controlan el mundo, él es el único que nunca ha de temer la insubordinación o la desobediencia y cuya autoridad se reconoce universalmente.
Los romanos pusieron a Plutón no sólo entre los doce grandes dioses sino también entre los ocho dioses elegidos, que eran los únicos que estaba permitido representar en oro, en plata y en marfil. En Roma había unos sacerdotes victimarios consagrados únicamente a Plutón.
De todos los dioses, Plutón era el más despiadado y temido por los hombres, quienes lo califican de adamastos (‘inflexible’) o stygeros (‘terrible’). Se le temía por su fealdad y la dureza de sus rasgos. Si bien era inflexible, se consideraba que era el más justo de todos los dioses, pues a su reino acababa llegando cualquier ser mortal más tarde o más temprano, sin importar su clase, rango o lugar de procedencia.
Se suele representar a Plutón con una espesa barba y un aire severo. A menudo lleva su casco, regalo de los Cíclopes y que tenía el poder de volverlo invisible. A veces, ciñe su frente con una corona de ébano, culantrillo o narciso. Cuando se sienta sobre su trono de ébano o azufre lleva en su mano derecha un cetro negro, una horca o una pica. A veces tiene llaves en sus manos, para indicar que las puertas de la vida se cierran para siempre para los que llegan en su reino.
Se le representa también en su carro tirado por cuatro caballos negros.
Su pareja es Proserpina, una antigua diosa cuya historia es la base de un mito de la primavera. Es la equivalente en la mitología romana a la diosa griega Perséfone.
Venus, para dar amor a Plutón, envió a su hijo Cupido (también conocido como Eros) para que acertase a Plutón con una de sus flechas. Proserpina estaba en Sicilia, en el lago Pergusa (cerca de Enna), donde se bañaba, jugaba con algunas ninfas y recogía flores. Entonces Plutón surgió del cercano volcán Etna con cuatro caballos negros y la raptó para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo grecorromano, del que era gobernante. Plutón era también su tío, pues Júpiter y Ceres eran sus hermanos. Así pues, Proserpina pasó a ser la Reina del Inframundo.
Camenas
Las Camenas eran, en la mitología romana, las náyades que habitaban en los los manantiales, pozos y fuentes cerca de Porta Capena en Roma. En la mitología griega, las náyades eran las ninfas de los cuerpos de agua dulce — fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos —, y encarnaban la divinidad del curso de agua que habitaban. Las Camenas ninfas acuáticas eran sabias y a veces hacían profecías sobre el futuro. No hay constancia de que las Camenas gozaran de un culto público generalizado, sin embargo si debieron ser objeto de cultos oraculares particulares de carácter más bien local en la capilla situada cerca de la fuente de Porta Capena y cuyo bosque aledaño, también estaba consagrado a dichas ninfas.
Se las consideraba dadoras de fertilidad (esto, básicamente por la popularidad del que gozaban las aguas de dicha fuente) razón por la cual se pensaba que eran protectoras de las novias como futuras madres.
Según la tradición, había cuatro Camenas: Carmenta o Carmentis, Egeria, Antevorta y Postvorta.
En la mitología romana, Carmenta era la diosa del parto y la profecía, asociada con la innovación tecnológica y con la protección de las madres y los niños, y patrona de las matronas. Se decía también de ella que había inventado el alfabeto latino. Egeria era la diosa de las fuentes y los partos. Antevorta y Postvorta eran las deidades romanas que presidían los acontecimientos pasados y venideros. Antevorta era la divinidad a la que se atribuía que las criaturas se presentase en una posición natural y Postvorta la que ayudaba a la mujer cuando el niño salía con los pies por delante. Postvorta calmaba los dolores del parto y Antevorta restituía la salud a la parida.
Fueron adoradas en el bosque sagrado conocido como Porta Capena, cerca de Roma. Carmenta era la principal de las ninfas, estando el manantial y la arboleda fuera de Porta Capena dedicados a ella.
En su festividad, la Carmentalia, que se celebraba el 11 y el 15 de enero, las vírgenes vestales sacaban agua de ese manantial para los ritos. Egeria, por su parte, favorecía a Numa, el segundo rey de los romanos, a quien aconsejaba mediante entrevistas secretas dándole la sabiduría con la que expandió e hizo prosperar su reino. Luego de la muerte de Numa, la ninfa languideció y se convirtió en fuente.
Se sabe por el Servio ampliado que a las Camenas se les ofrecían libaciones. Se piensa que la ofrenda de leche era lo más usual para cualquier divinidad de las fuentes y manantiales; sin embargo se sabe que Marcial sacrificaba una cerda virgen en la fuente de su amigo Estela y Horacio (C.III,13) ofrecía un cabrito en la fuente de Bandusia; el mismo Ovidio narra (Fast.III,300) que Numa sacrificó una oveja a la fuente de la que bebían Pico y Fauno, por lo que la ofrenda de leche sería especifica para las Camenas.
Posteriormente fueron identificadas con las Musas de la mitología griega, probablemente por su pronunciación parecida a carmen, "canto", siendo en la poesía romana camena sinónimo de musa; pero vale aclarar que la función que desempeñaban las Camenas nada tenía que ver con la inspiración poética. El único nexo que se podría establecer entre las Musas y las Camenas son los manantiales: Las Camenas son náyades que habitaban únicamente en el manantial de Porta Capena, sólo ahí en ese lugar y las Musas generalmente se les relaciona con diversos manantiales que otorgan inspiración poética. No hay ningún otro nexo que las vincule.
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Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Mitolog%C3%ADa_romana
https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%B3mulo_y_Remo
https://es.wikipedia.org/wiki/Titanomaquia
https://es.wikipedia.org/wiki/J%C3%BApiter_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Camino_romano_a_los_dioses
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https://es.wikipedia.org/wiki/Ops
https://es.wikipedia.org/wiki/Juno_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Neptuno_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Marte_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Minerva
https://es.wikipedia.org/wiki/Venus_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Febo_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Diana_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Mercurio_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Dioniso
https://es.wikipedia.org/wiki/Vulcano_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Plut%C3%B3n_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Proserpina
https://es.wikipedia.org/wiki/Camenas
https://es.wikipedia.org/wiki/Carmenta
https://es.wikipedia.org/wiki/Antevorta
https://es.wikipedia.org/wiki/Egeria
Fotos:
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