Espantos para todos los sustos
¿Ha escuchado hablar de la Sayona, la Llorona, El Silbón, la Tulivieja, la Patasola? ¿Le suena conocida la expresión "¡De espanto y brinco!"?
Pues bien, se entiende como espanto a la imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos asociada a una leyenda; también son personajes de narraciones de hechos naturales, sobrenaturales o mezclados, que se transmite de generación en generación de forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta singularidad.
Se ubica en un tiempo y lugar que resultan familiares a los miembros de una comunidad, lo que aporta al relato cierta verosimilitud. En las leyendas presentan elementos sobrenaturales como milagros, o presencia de criaturas ultratumba. Estos hechos son descritos como reales, pues forman parte de la visión del mundo propia de la comunidad en la que se origina la leyenda.
Los espantos, espectros o fantasmas (del griego φάντασμα, "aparición"), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos o aromas o desplazando objetos), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas. En la leyenda su elemento central es un rasgo de la realidad como una costumbre o el nombre de un lugar lo cual la hace más creíble.
Leyendas en Hispanoamérica
Los espantos aparecen siempre en el mismo lugar que habitaba o frecuentaba la persona con que se asocia o bien en el lugar en que tuvo una muerte violenta. Por otra parte, y en unos pocos casos, pueden trasladarse a otro lugar, pero siempre asociados a alguna persona relacionada con el mismo sitio. Cada lugar, región y pueblo, posee una leyenda autóctona que no se da en otro. Sin embargo y con alcance regional hispanoamericano (por supuesto que con su respectiva variante) existen leyendas que todo mundo conoce.
La Llorona
La Llorona es un espectro del folclore hispanoamericano que, según la tradición oral, se presenta como el alma en pena de una mujer que asesinó o perdió a sus hijos, busca a estos en vano y asusta con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen. Si bien la leyenda cuenta con muchas variantes, los hechos medulares son siempre los mismos.
En Argentina se dice que La Llorona era una mujer que mató a sus hijos arrojándolos a un río, por lo que se suicidó a causa del sentimiento de culpa. Se la describe como una mujer alta y estilizada vestida de blanco, a quien no es posible verle la cara y, en algunas ocasiones, tampoco los pies, de modo que parece que flota en el aire. Se aparece por los caminos emitiendo estremecedores lamentos que enloquecen, incluso, a los perros. En algunos relatos cumple la función de espíritu vengador al subirse a los caballos de los trasnochadores y matarlos de un helado abrazo mortal.
Es considerada un espíritu de malos presagios. Puede causar enfermedades a las personas, empeorar la condición de quienes ya están enfermos o traer desgracias a los seres queridos.
En Chile definen al espectro como el espíritu de una mujer que busca a su hijo, de manera que se la caracteriza como un espectro con una relación especial con la muerte. En cualquier caso, se trata de una mujer que estaba celosa de sus dos hijos porque el marido compartía más tiempo con ellos. La mujer resiente esto profundamente, por lo que arroja a sus dos hijos en un río y los ahoga. Cuando el esposo llega a casa y pregunta por los niños, ella le oculta la verdad, pero él se da cuenta de que en el río hay dos niños ahogados. El hombre, presa del dolor, mata a la esposa, cuyo espíritu se queda errante en busca de sus hijos.
La Llorona también es una leyenda en Colombia, donde se le describe como el fantasma errante de una mujer que recorre los valles y montañas, cerca de los ríos y lagunas, vestida con una bata negra que la cubre hasta los talones. Tiene el cabello largo, negro y rizado, algunos dicen que de color plateado, café y dorado, y en él se posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas. Su rostro es una calavera aterradora, y en las cuencas de sus ojos giran dos bolas incandescentes. Las mangas de la batola le llegan hasta sus muñecas y con sus manos grandes, huesudas y ensangrentadas, arrulla a un bebé muerto. Al gemir, la Llorona derrama lágrimas de sangre sobre la mortaja azul de la criatura, que conserva una expresión angelical y con sus ojos parece acusar a la madre que le quitó la vida. Dice la leyenda que la gente la oye llorar en los llanos, cuando no hay ruido o gente. También dicen que la Llorona asusta a las muchachas que han cometido actos de los cuales sus padres no estarían orgullosos.
En Costa Rica la tradición cuenta que se trataba de una muchacha indígena muy hermosa, hija de un rey de la etnia huetar. Cuando la conquista española, ella se enamoró de un español y él se enamoró de ella, por lo que pidió su mano a su padre, pero éste ya la había prometido a otro rey indígena, por lo que su amor era imposible. Por esto, se veían secretamente en lo alto de una cascada, para que el padre de ella no se diera cuenta. Ella quedó embarazada y dio a luz un hijo, al cual escondió por temor a la ira de su padre, el cual, sin embargo, se enteró del idilio, por lo que retó al español a un duelo por haber deshonrado a su hija.
Intentando reconciliar a su padre y a su amado, la mujer intervino, pero el padre le reveló que, enterándose de la existencia del niño, se había apoderado de él y lo había arrojado desde lo alto de la catarata. Luego, él la maldijo, y la condenó a vagar eternamente por las orillas de los ríos buscando a su hijo perdido, perseguida por los espíritus malignos y llorando su desgracia. Desesperada, la mujer huyó por el bosque dando estridentes alaridos, mientras el indígena y el español se lanzaron a un combate a muerte que le costó la vida a ambos. Desde entonces, los viajeros que atraviesan los bosques en las noches calladas cuentan que, en la vera de los ríos, se escuchan ayes quejumbrosos, desgarradores y terribles que paralizan la sangre: es la Llorona que busca a su hijo y cumple la maldición de su padre.
En el Perú también se habla mucho de esta historia se dice que es muy vista en los campos. Los que viven ahí dicen que escuchan lamentos de una mujer llorando pidiendo por sus hijos. Cuando los vecinos van al lugar donde se escuchan los ruidos y lamentos no se encuentra a nadie. Para luego escuchar un sonido parecido a una voz de ultratumba que les dice: ¿Ustedes saben o han visto a mis hijos?.
En Ecuador ésta es una leyenda muy conocida. La Llorona era una mujer cuyo esposo la abandonó junto a su bebé. Ella enloqueció y ahogó al bebé en el río, pero después se arrepintió y se echó al agua a buscarlo. Cuando lo encontró, ya estaba muerto y sin uno de sus dedos, el meñique y con la cabeza descuartizada. Entonces la Llorona se suicidó y desde entonces su alma en pena vaga, cortando el dedo meñique y descuartizando la cabeza de quien se le aparezca.
En El Salvador, la Llorona es muy conocida. Los ancianos cuentan a menudo su historia. Se dice que vaga por las calles de pueblos rurales llorando por sus hijos y, tras entrar en la iglesia local, desaparece. Afirman que el alma de quien la mire y la siga vagará eternamente.
En España, la leyenda de la Llorona de Barceloneta, difiere un poco de la latinoamericana: Cuenta que una mujer joven y bella, conoció a un hombre rico y respetuoso. Al pasar el tiempo llegaron a contraer un matrimonio lleno de mucho amor concibiendo sus hijos con gran ilusión. Pasaron los años y la buena mujer fue abandonada por su esposo. Ella quedó sola con sus hijos y con una gran responsabilidad que la llevó a la depresión. Una noche invitó a sus hijos a dar un paseo por la playa. Allí los lanzó al agua viendo como poco a poco se ahogaban. Su macabra acción le llevó a huir despavorida del lugar. Mientras corría por la oscura carretera en forma aturdida fue atropellada por un vehículo. Su muerte fue al instante... A raíz de este suceso, vecinos de la playa del pueblo de Barceloneta, comentan sobre la misteriosa aparición de una dama a la que han apodado “La Llorona”. Dicha mujer aparece en altas horas de la noche produciendo un extraño sonido similar al llanto.
En la versión de Guatemala, la Llorona es el alma en pena de una mujer de origen criollo (descendiente de españoles) o mestiza, pero en ambos casos de un estrato socioeconómico alto. Cuenta la leyenda que la mujer se llamaba María y que, mientras su esposo andaba de viaje, tuvo un amorío con un mozo de su hacienda y María resultó embarazada en esta relación. Angustiada, terminó ahogando a su hijo en un río una vez que nació. Se dice que el niño se llamaba Juan de la Cruz. Por este crimen la mujer fue condenada a repetir hasta el fin de los tiempos su grito "¡Ay, mi hijo!", que en ocasiones se transforma en "¡Ay! ¡Dónde está mi hijo! ¡Juan de la Cruz!".
En Honduras la Llorona es una leyenda muy reconocida. Se cuentan que generalmente se la divisa a orillas de ríos, a medianoche, vestida de blanco y gritando: "¡Ay, mis hijos!". Es una tradición oral muy popular en las áreas rurales, donde muchas personas están convencidas de su existencia. Se dice que la Llorona mató a sus tres hijos ahogándolos en un río y que por eso ella le quita la vida a cualquier persona que encuentre cerca de una ribera, pues piensa que se trata de uno de sus hijos.
En México es el país donde se encuentra más arraigada esta leyenda. Según la tradición mexicana, la leyenda de la Llorona nace donde hoy se encuentra la Ciudad de México. La versión más conocida y difundida en México, cuenta que hubo una mujer indígena —mestiza en algunas versiones— que tuvo un romance con un caballero español. Como fruto de esta pasión nacieron tres niños, a quienes la madre amaba, cuidaba y protegía. Cuando la joven comenzó a pedirle al caballero que la relación fuera formalizada, este la esquivaba, quizá por temor al qué dirán. Algún tiempo después el hombre dejó a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad. Cuando la mujer se enteró, dolida y totalmente desesperada, asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río o apuñalándolos. Luego se suicidó porque no soportó la culpa. Desde ese día se escucha el lamento lleno de dolor de la joven en el río donde se quitó la vida. Dicen que se escucha un lamento cerca de la plaza de la Patria y que, al ver por la ventana quién llama a sus hijos con tanta desesperación, se ve una mujer vestida enteramente de blanco, delgada y que se esfuma en la Presa Calles.
La leyenda de la Llorona es el cuento folclórico más popular de Panamá. Su llanto suele escucharse de noche y casi siempre en las comunidades cercanas a ríos o playas.
En Uruguay, la leyenda de la Llorona es muy popular.
En Venezuela también se conoce la leyenda de la Llorona, que circula en prosa y en forma de corrido (canción narrativa). Cuenta la leyenda que la Llorona es el alma en pena de una mujer muy joven que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de una niña, a la cual dio a luz. El soldado la abandonó, y ella, como no tenía idea de cómo criar a un infante, desesperada por el llanto de la niña, la mató con sus propias manos. Cuando la joven se percató de lo que había hecho, comenzó a llorar y a gritar fuertemente, lo que atrajo a los vecinos y familiares. Al ver lo sucedido, la maldijeron. Ella salió corriendo hacia el llano y se convirtió en espanto. Siempre está llorando, y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Se sabe que roba niños que están solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general se la oye llorar en tiempos de Semana Santa.
La Llorona en el Mundo
Alrededor del mundo existen mitos y leyendas acerca de seres con algunas características similares a las de la Llorona en Hispanoamérica.
En la Mitología Griega, por ejemplo, se pueden encontrar similitudes con el mito de Medea, quien asesinó a sus propios hijos luego de que su esposo, Jasón (a quien había ayudado a recuperar el vellocino de oro), la abandonara por otra mujer. Los griegos también relataban la leyenda de Lamia, una princesa con quien Zeus había tenido varios hijos, que fueron asesinados por Hera. Lamia vagaba desde entonces lamentándose por la pérdida de sus hijos y devorando a los niños de otras madres.
En la Mitología Celta, la Banshee era un espíritu femenino que anunciaba la muerte de una persona mediante sobrecogedores gemidos que podían escucharse a largas distancias. Las banshees (del irlandés bean si, ‘mujer de los túmulos’) forman parte del folclore irlandés desde el siglo VIII. Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se aparecen a una persona para anunciar con su llanto la muerte de un pariente cercano. Son consideradas hadas y mensajeras del otro mundo.
En África, entre los pueblos Yoruba de Dahomey y Togo, se narra una leyenda que describe al viento como una mujer que recorre los ríos lanzando pavorosos lamentos y buscando a sus hijos asesinados. Estos fueron ahogados por el océano (que en este mito es también una mujer) y sus restos desperdigados por el mundo. Esta leyenda, que presenta fuertes similitudes con la de la Llorona, fue introducida en los Estados Unidos por los esclavos africanos traídos por los europeos a América y es especialmente conocida en estados sureños como Luisiana.
En las Filipinas existen dos leyendas similares a la de la Llorona. En una de ellas, el fantasma de una sirena aúlla en el mar por las noches lamentando el asesinato de sus hijos por un pescador. Se dice que cuando se escucha su llanto es porque alguien se ha ahogado. En la otra versión, conocida como la leyenda de la Mujer Blanca, el fantasma es uno que mora en la niebla y captura jóvenes mujeres una vez al año, a quienes atrapa entre la bruma en medio de grandes alaridos.
En la Biblia, en Jeremías 31:15-17, se narra la historia de Raquel, quien llora por sus hijos (el pueblo de Israel) porque perecieron, como un simbolismo del exilio del pueblo hebreo en la tierra de Babilonia.
Un Onryō (怨霊) es un espanto de las leyendas en Japón que puede volver al mundo físico para buscar venganza. Puede haber Onryō masculinos, principalmente procedentes del teatro kabuki, pero la mayoría son mujeres. Impotentes en el mundo físico, a menudo sufrieron en vida de los caprichosos deseos de sus amantes masculinos, pero tras la muerte su espíritu llega a ser muy fuerte. Por ejemplo, está la leyenda de una esposa que es abandonada y dejada morir. Se transforma en un Onryō y atormenta una aldea local.
La Sayona
La Sayona es un espectro perteneciente a la literatura oral del folklore venezolano, basado en una leyenda que cuenta la aparición de una mujer elegante y alta que castiga a los hombres infieles. Es originaria de la región venezolana de los llanos. Aparece en múltiples antologías de cuentos en Venezuela. Es extendido su uso para asustar a los niños y a los supersticiosos, y ha sido incluida aún en algunos libros de texto para primaria.
La leyenda original de La Sayona narra básicamente la historia de una mujer muy celosa llamada Casilda, que mató a su esposo y a su madre, pensando que estos tenían un romance. Su madre, en la agonía de la muerte, la maldijo, diciéndole "Sayona serás para siempre, y en nombre de Dios, que así sea". Desde ese entonces su alma en pena vaga sin descanso ni paz, persiguiendo a los hombres infieles para conquistarlos y luego matarlos.
Existen miles de versiones de encuentros con La Sayona, que son los que ha popularizado a este mítico personaje. También se dice que La Sayona tiene la particularidad de “desdoblarse”, esto quiere decir que puede presentarse como un perro, un lobo o como la mujer antes descrita.
Pero todas las versiones concuerdan en que es una hermosa mujer de largos cabellos negros (aunque no mantiene esta apariencia, ya que una vez acorralada muestra su verdadera forma a la víctima), que persigue a los hombres mujeriegos. Siempre se suele terminar esta narración con advertencias como: "Por lo tanto, es mejor que aquellos hombres que disfrutan engañando a su pareja, se lo piensen bien antes que se le aparezca La Sayona".
La leyenda también cuenta que La Sayona siempre viste de blanco y que su particular grito puede ser oído en la distancia y que además eriza los pelos de quienes lo oyen. Este último rasgo de La Sayona la asemeja aun más a las banshees de Irlanda.
La Viuda de negro
Es el nombre dado a un ser perteneciente a la mitología chilena de la zona central y sur de de este país. La leyenda cuenta que la Viuda sería un espectro muy poderoso que se dedica a atacar por las noches a las personas solitarias. Esta leyenda junto con la leyenda de la Calchona (una mujer con apariencia de oveja, con las patas delanteras, rostro y cabello de mujer), y la versión chilena del mito la Llorona, es una de los personajes de leyenda femeninos más característicos del folclore del centro Chileno.
La leyenda dice que la Viuda, sería el alma en pena de una mujer o de una bruja, que al quedar sola y abandonada al morir el amor de su vida; enloqueció de pena y rabia, y por ello decidió vengarse de todo hombre. El odio que sentía hacia los hombres sería tal, que antes de morir habría hecho un pacto con el diablo para seguir con su venganza; el cual la habría transformado en este terrorífico espectro endemoniado.
Desde ese día los jinetes solitarios de las zonas rurales de Chile, siempre tienen temor de que al transitar solitarios por algún camino en las noches, se produzca un encuentro con la fatídica Viuda. Por ello siempre tienen cuidado de vigilar que no aparezca en el camino la figura de una mujer que se dice llevaría un vestido negro que la cubre enteramente; y a la cual no se le puede ver el rostro ni parte alguna del cuerpo hasta estar muy cerca de ella, y por ello, demasiado tarde para escapar.
En estos últimos tiempos se dice que la Viuda también se encaramaría a los automóviles que van manejados por hombres solitarios, especialmente si llevan algunos grados de alcohol en la sangre.
El Silbón
El Silbón es un personaje legendario de Venezuela, especialmente de los Llanos, descrito como un alma en pena. La leyenda del Silbón surgió a mediados del siglo XIX.
Según la leyenda, consiste en el fantasma de un joven que asesinó a su padre y lo destripó por haber asesinado a su esposa diciendo que era una "mujerzuela" y que se lo había buscado. Tras este hecho, su abuelo mandó a atar al joven a un poste en el medio del campo, a destruirle la espalda a latigazos, que sus heridas fueran lavadas con agua ardiente, y a liberarlo junto a dos perros hambrientos y rabiosos. Antes de liberarlo su abuelo lo maldijo y condenó a portar los huesos de su padre por toda la eternidad.
Tiene un silbido característico que se asemeja a las notas musicales do, re, mi, fa, sol, la, si, en ese mismo orden, subiendo el tono hasta fa y luego bajando hasta la nota si. Se dice que cuando su silbido se escucha muy cerca no hay peligro, ya que el Silbón está lejos, pero si se escucha de lejos significa que está muy cerca. También se dice que escuchar su silbido es presagio de la propia muerte. Puede estar en cualquier sitio a cualquier hora. Tal parece que si se siente el silbido de lejos lo único que puede salvar a la persona es el ladrido de un perro, ya que es lo único que lo aterra, un ají o un látigo. El ánima suele vengarse de los hombres mujeriegos.
Muchos habitantes de los llanos cuentan haberlo visto, sobre todo en verano, época en que la sabana venezolana arde bajo el rigor de la sequía y el Silbón se sienta en los troncos de los árboles y recoge polvo en sus manos. Pero es principalmente en los tiempos de humedad y lluvia cuando el espectro vaga hambriento de muerte y ávido por castigar a borrachos, mujeriegos y de vez en cuando a una víctima inocente. Cuentan que les succiona el ombligo a los borrachos cuando los encuentra solos en el llano para beber el aguardiente que ellos ingirieron, y que a los mujeriegos los despedaza, les quita los huesos y los mete al saco donde guarda los restos de su padre.
Algunas versiones dicen que luce como un gigante alargado de seis metros que camina moviéndose entre las copas de los árboles mientras emite su escalofriante silbido y hace crujir, dentro de su viejo y harapiento saco, los pálidos huesos de su desafortunado padre o, según afirman algunos, de sus múltiples víctimas. Otras versiones dicen que se presenta como la sombra de un hombre alto, flaco y con sombrero, sobre todo a los borrachos.
Cuentan que, el Silbón puede aparecerse cerca de una casa ciertas noches, dejando en el suelo el saco y poniéndose a contar los huesos uno a uno. Si una o más personas lo escuchan, no pasará nada, pero si nadie lo escucha, al amanecer un miembro de la familia de la casa ya no despertará jamás.
En los llanos orientales de Colombia, donde le llaman “El Silbador”. Creen que es el alma errante de un mujeriego parrandero que murió en soledad, y la gente afirma que busca la compañía de alguien que ose cabalgar a altas horas de la noche. Pero aquella versión amable es una excepción pues, también en Colombia, otros dicen que el Silbador persigue a las embarazadas, que su silbido penetra los oídos e infunde frío y que, si alguien lo escucha en un tono agudo, pronostica la muerte de una mujer, mientras que si suena grave pronostica la de un hombre. En cualquier caso, esa mujer u hombre es generalmente alguien conocido por quien ha escuchado el silbido.
La Siguanaba
La Siguanaba (también llamada Sihuanaba, Siguamonta, Cigua, Cegua y Chuca) es un espectro del folclor centroamericano y parte de Sudamérica. Según la tradición popular, se les aparece a hombres trasnochadores o infieles en la forma de una atractiva mujer desnuda o semidesnuda, pero con el rostro oculto. Cuando los hombres se le acercan, la fantasmagórica mujer les muestra su faz, que resulta ser la de un yegua (o la de una calavera en algunas variantes), por lo que termina enfermándolos, enloqueciéndolos o matándolos del susto.
Según los relatos populares, la Siguanaba se aparece como una atractiva mujer desnuda o vestida con un camisón blanco translúcido, casi siempre de espaldas a su víctima. Se la ve usualmente bañándose en tanques públicos, pilas, ríos u otras fuentes de agua artificiales o naturales, aunque también puede estar lavando ropa. Suele seducir a los hombres que salen a la calle durante las noches oscuras y sin luna, a quienes desvía de su camino para finalmente hacerlos caer de algún precipicio.
Se cree que el mito pudo haber sido introducido en el Nuevo Mundo por los españoles durante el período colonial, quienes lo habrían usado para ejercer control sobre las poblaciones indígena y mestiza de la región.
Se les presenta siempre a hombres infieles y cuando un hombre ha caído víctima de la Siguanaba, se suele decir que ésta lo ganó o jugó.
La Patasola
La Patasola o "con un solo pie" es uno de muchos mitos del folclor de Sudamérica relacionado con mujeres monstruos. Su aspecto es aterrador: Cabellera enmarañada, grandes ojos de tigresa, boca grande, colmillos enormes.
Se dice que su naturaleza verdadera, es la de una especie de vampiro feroz con un gran apetito de carne y sangre humana, capaz de atacar y devorar la carne o chupar la sangre de sus víctimas. Son comunes en el folclor de Colombia, son similar a la Sayona de Venezuela, la Tunda de la zona colombiana del Océano Pacífico, y la Madre monte de Colombia. A menudo se las representa como protectoras de la naturaleza y de los animales del bosque y no perdonan a los seres humanos que osan penetrar en sus dominios para alterarlos o destruirlos.
En Colombia se piensa que tiene que ver con una traición amorosa pues cuentan que una bella mujer estaba casada con un campesino muy trabajador que se la pasaba vendiendo las cosechas de su patrón. Aprovechando las ausencias del campesino, el patrón le coqueteaba a la bella mujer y ella no le era indiferente a sus piropos y regalos; los vecinos se dieron cuenta, y un buen día le contaron todo al marido. A la mañana siguiente el campesino decidió hacer como si saliera a vender la cosecha fuera del pueblo pero espero escondido cerca de la casa. Al anochecer entró súbitamente y encontró a los amantes abrazados en la cama. Lleno de ira, el campesino desenvainó su machete, se arrojó sobre ellos y le cortó la cabeza al patrón. La mujer, entre sorprendida y horrorizada, quiso salir huyendo pero el enfurecido marido, de un sólo machetazo le cortó una de sus piernas ocasionándole la muerte. Las personas aseguran haberla visto saltando en una sola pierna, por sierras, cañadas y caminos, destilando sangre y lanzando gritos lastimeros.
La Tulevieja
La Tulevieja o Tulivieja es un personaje legendario de Costa Rica y Panamá, el cual es descrito como un fantasma femenino que, cubierto por una especie de sombrero llamado tule (con forma de plátano) y con los senos hinchados y erectos (unas veces chorreando leche, según la versión), se transformaría en un monstruo que va errante por los diferentes caminos y despoblados.
La Tulevieja es descrita como una mujer baja de estatura, de contextura gruesa, que porta un sombrero de alas caídas (un tule viejo y arrugado), mal vestida y con el cabello enmarañado, la cual generalmente se presenta con el pecho desnudo, mostrando dos enormes senos mamarios tan cargados de leche materna, que ésta se desborda, por lo que es frecuente que detrás de la criatura se observe gran cantidad de hormigas de todo tipo que siguen el rastro de leche. Es común que se le describa como híbrido de mujer y pájaro: Tendría alas cortas pero poderosas, a veces de ave y a veces de murciélago, o no las tendría del todo, según la versión, pero lo más característico serían sus patas y garras de águila o gavilán, en lugar de piernas, que dejan huellas invertidas, de modo que no pueda ser seguida. Se alimentaría de carbones y cenizas, por lo que sería frecuente encontrar sus huellas en fogatas recién apagadas.
Su función como espíritu vengador femenino, es castigar a los hombres lujuriosos, los cuales, atraídos por sus voluminosos pechos, la invitarían a bailar, solo para encontrar la muerte desgarrados entre las zarpas del monstruo. La única forma de salvarse de ella, una vez dado el encuentro, sería rezando la oración del "Alabado sea el Santísimo", lo que la haría alzar el vuelo desapareciendo rumbo al sol. En la leyenda indígena, no obstante, la única forma de defenderse de la criatura es mediante el uso de unos bejucos hechos de tule benditos por el dios Sibú, que tenían el poder de atar a la Tulevieja.
Espectros de la la Casa Matusita
En Perú los espectros y espantos del segundo piso de la Casa Matusita en el centro de Lima (cruce de las avenidas España y Garcilaso de la Vega) parecen ser especialmente intensos (poltergeist, mimofonías, apariciones) y violentos (agresiones), hasta el punto de que se dice que alguna persona ha enloquecido allí (el humorista argentino Humberto Vílchez Vera). Señala la leyenda que en esta casa vivía un señor perverso que maltrataba a sus dos únicos sirvientes. Un día, cuando el dueño de la casa ofrecía un almuerzo a algunos invitados, los sirvientes decidieron cobrar venganza y colocaron una sustancia en los alimentos no para matar a su jefe, sino para ocasionarle trastornos mentales. Tras servirse los platos y mientras esperaban resultados de su macabro plan, escucharon de pronto ruidos y gritos provenientes de la sala y volvieron. La imagen que vieron fue aterradora: cuerpos despedazados por doquier, sangre en las paredes, en la mesa, en el suelo; todos los invitados, incluyendo su jefe, habían hallado en esa cena una muerte trágica, violenta y terrorífica. Lo curioso de esta casa es que los sucesos paranormales suceden únicamente en el segundo piso y por ello el primer piso es alquilado. Se dice que nadie es capaz de pasar cinco minutos allí.
Los Entierros
Desde la Leyenda de El Dorado, toda Hispanoamérica ha soñado siempre con encontrar un tesoro, popularmente conocidos como un "entierro".
Los entierros como El Dorado es un tesoro escondido, pero a diferencia de la ciudad de oro, son tesoros enterrados en la tierra, o en paredes, por personajes famosos de la época o bien, joyas o monedas de oro enterradas que de alguna manera esotérica se entregan a una persona especial o con necesidades económicas urgentes. Las personas sueñan al personaje o ven que la ubicación del mismo que brilla o les llama, y cuando buscan encuentran los tesoros en monedas u objetos de oro o bien utensilios valiosos. Estos son benignos y no requieren nada a cambio más que no se le cuente a nadie el secreto ya que de ser así, el tesoro terminará en carbón o en alguna plaga como gusanos.
El Dorado era un lugar mítico en América. Se suponía que tenía grandes reservas de oro y los conquistadores españoles lo buscaron con gran empeño, atraídos por la idea de un lugar con calles pavimentadas de oro, en donde el preciado metal era algo tan común que se despreciaba. Muchos de ellos murieron en el intento por descubrir la ciudad, ya que las largas expediciones transcurrían por la selva y a la dureza del terreno había que unir la falta de provisiones. El mito empezó en el año 1530 en los Andes de lo que hoy es Colombia, donde el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada encontró por primera vez a los Muiscas, una nación en lo que actualmente se conoce como el Altiplano Cundiboyacense. La historia de los rituales Muiscas fue llevada a Quito por los hombres de Sebastián de Belalcázar; mezclada con otros rumores, se formó allí la leyenda de El Dorado, el hombre dorado, el indio dorado, el rey dorado. Imaginado como un lugar, El Dorado llegó a ser un reino, un imperio, la ciudad de este rey legendario.
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Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda
http://www.rae.es
https://es.wikipedia.org/wiki/Fantasma
https://es.wikipedia.org/wiki/Llorona
https://es.wikipedia.org/wiki/Banshee
https://es.wikipedia.org/wiki/Onry%C5%8D
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Sayona
https://es.wikipedia.org/wiki/Leyendas_de_Guatemala
https://es.wikipedia.org/wiki/Viuda_(mitolog%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Calchona
https://es.wikipedia.org/wiki/El_Silb%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Patasola
https://es.wikipedia.org/wiki/Siguanaba
https://es.wikipedia.org/wiki/Tulevieja
https://es.wikipedia.org/wiki/Portal:Colombia/Destacado/Archivo/El_Dorado
Fotos: https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
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