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El Universo es un ser infinito viviente llamado Dios

Así lo plantean, basados en el conocimiento científico de las ciencias de la conducta y en la física cuántica, los psicólogos Vladimir y María Mercedes Gessen, en “¿Quién es el Universo?”, su más reciente libro. Ambos son especialistas en psicología de la religión.

Con el elocuente título de “¿Quién es el Universo?”, los psicólogos venezolanos Vladimir y María Mercedes Gessen acaban de publicar un libro, en el cual sostienen, apoyándose en el conocimiento científico de las ciencias de la conducta, así como en la física cuántica, que existe un Creador del Universo -así, en mayúsculas-, y admiten dos probabilidades: que lo creó un ser divino desde afuera del ámbito universal o que el universo se creó a sí mismo, siendo un ser infinito viviente y con conciencia suprema propia. Sin duda, un punto de vista que generará no pocas discusiones y controversias.

Este texto invita a suponer y a pensar que, al igual que las células son unidades vivientes dentro de los seres humanos y probablemente no estén conscientes de que están en un cuerpo vivo y con conciencia propia, asimismo las personas podrían formar parte del cuerpo de un ser con conciencia de dimensiones infinitas, como lo es el Universo. ¿Vivimos dentro de Dios? ¿Somos parte de él? Son algunas de las hipótesis que formulan.

¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí?

María Mercedes Gessen y Vladimir Gessen son esposos. Ella se desempeña en el área clínica y él como psicólogo industrial. Egresados de la Universidad Central de Venezuela, poseen un posgrado en psicopatología clínica en la Universidad de Barcelona, España. Son autores de los libros “Psicología para todos” y “Ser feliz en pareja”. Están radicados en Estados Unidos y sus opiniones y escritos circulan en la web y en redes sociales. Son igualmente especialistas en neuroprogramación, control emocional y en psicología de la espiritualidad, disciplina que analiza e investiga de dónde venimos, por qué estamos aquí y qué ocurre luego de dejar esta forma de existencia.

También han incursionado, y estudiado como disciplina, la psicología de la religión, que abarca el estudio de religiones, cultos, creencias y doctrinas desde el punto de vista de la ciencia. Los Gessen se definen como librepensadores y no son ateos. Actualmente desarrollan un nuevo concepto: la maestría de la felicidad, que ampliarán y darán a conocer en otro libro de próxima publicación.

En “¿Quién es el Universo?”, su nuevo libro, los Gessen se proponen brindar una respuesta adecuada a la altura de los conocimientos científicos del siglo 21.

“El Universo es alguien, no algo”

-Nos intriga que en el título del libro se preguntan «¿Quién es el universo?», en lugar de «¿Qué es el Universo?», pues se presume que el mismo está compuesto por materia, astros, galaxias y planetas…

-Es verdad -responde Vladimir Gessen- decimos quién precisamente porque nos referimos a alguien. Fíjate que los seres humanos también estamos conformados, igual que el Universo, por átomos, por partículas, al igual que todo cuanto existe, y cuando nos referimos a cualquier persona decimos quién. Igual lo hacemos con el Universo. Se trata de alguien, no de algo. Los seres humanos pensamos y tenemos conciencia de nosotros mismos. En el libro analizamos si es posible que el Universo, como un todo, pueda igualmente poseer una conciencia propia, una conciencia suprema.

-Algunos científicos piensan que hubo un “Big Bang», o explosión inicial cuando se creó el Universo y que algún día habrá un final; en caso contrario, el Universo sería eterno.

-Si, así es todo, los átomos son eternos y nosotros también. Si el Universo algún día acaba y si tuvo un principio, todo cuanto existe, incluido los átomos, nacieron allí y se terminarán si vamos hacia un final del universo -argumenta María Mercedes Gessen-. Cuando se creó el Universo se hicieron todos los átomos. Existen desde el inicio y estarán mientras exista. Han coexistido 13 mil 770 millones de años. Cuando la Tierra fue creada, la conformaron multimillones de átomos hace más de 4 mil 500 millones de años.

-Solo han salido de la Tierra los átomos que constituyen los cohetes y los satélites, y han llegado a la Tierra los que componen a los asteroides que han llegado al planeta -prosigue María Mercedes-. Casi la totalidad de los átomos, a su vez, lo integran partículas y han estado aquí desde su creación. Por ello, todo en la Tierra ha sido formado por los mismos átomos y por las mismas partículas. De hecho, nuestra suerte está ligada a lo que ocurra en el Universo.

La eternidad de los átomos

-Pero los seres humanos no son eternos, ni nacieron cuando se creó el Universo, y dejarán su vida en un hipotético fin del Universo. ¿O no es así?

-Por eso María Mercedes decía que los átomos sí son eternos -acota Vladimir-. Un ser humano de hoy puede contener átomos que en el pasado remoto, hace 240 millones de años, fueron parte de un dinosaurio, o eran parte de un río o del mar, de un animal, de una planta, o de otro ser humano de hace miles de años. “Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma”, como bien lo señaló el químico francés Antoine de Lavoisier hace más de dos siglos, en 1785, al descubrir y promulgar, la Ley de Conservación de la Materia. Y lo ratifica ahora la física cuántica.

-Tenemos entonces dos posibilidades: una, que cada átomo, cada partícula, fueron creados desde el inicio de los tiempos y estarán presentes hasta el final. O han estado y existirán, desde y hasta tiempos infinitos. Las primeras partículas y átomos de nuestro ser, los recibimos de nuestros padres en el óvulo fecundado, luego acogemos más átomos de nuestra madre a través de la placenta.

-Entonces si nacemos y luego morimos, no vivimos lo mismo que el Universo. Los átomos son eternos, ¿los seres humanos no?

-Permíteme explicar que sí y no. Nuestros átomos, al dejar de formar parte del conglomerado de partículas que hacen a nuestro cuerpo, siguen existiendo. Desde que nacimos, en cada momento obtenemos y desprendemos átomos. En cada inspiración, cuando bebemos y comemos recibimos átomos. Y cuando expiramos el aire de nuestros pulmones, o desechamos lágrimas, sudor, o vamos al baño, echamos átomos de nuestro cuerpo. Esto nos indica que todo nuestro ser, perennemente, ha estado compuesto por partículas, átomos que existen, por siempre, desde su creación.

-En el libro, donde respondemos a la pregunta de “¿Quién es El Universo?”, descubriremos que la física cuántica nos ayudará a comprender que así como los átomos, existe una conciencia individual que también ha permanecido desde la creación y que convive en los campos magnéticos que generan los átomos de cada ser humano. Si nuestra conciencia existe en cada espacio-tiempo desde el inicio del Universo, como todo cuanto ha sido creado, también veremos cómo cada conciencia personal se puede comunicar con la conciencia suprema y analizamos si la conciencia propia es tan eterna como el Universo.

Un cercano aliado

-¿Entonces la conciencia de los seres humanos sería eterna también?

-Si, en distintos espacios-tiempos -explica María Mercedes-. Cuando nos percatamos de esto, todo cambia, da sentido a nuestras vidas y conlleva una experiencia muy sublime y divina con el Universo. En el libro invitamos a nuestro lector a dar este salto hacia el Universo y así asuma de dónde viene y hacia dónde se dirigirá a partir de cambiar del espacio-tiempo de donde estemos.

-Durante décadas, hemos investigado y obtenido respuestas de cómo el Universo puede convertirse en nuestro aliado cercano y cambiar, muy positivamente, nuestro presente y futuro. Estamos seguros de que esta experiencia proporcionará una mejor existencia.

-¿Cómo es eso de que Dios está en todos los átomos?

-Solo repetimos lo que dicen los libros antiguos de las religiones abrahámicas -sostiene María Mercedes- y en ellos leemos que el Creador nos hizo a su semejanza y que él se encuentra en todas partes. Pues bien, la ciencia y la física cuántica han demostrado que es verdad. Todo y todos estamos constituidos por partículas que, a su vez, conforman a los átomos y a todo cuanto existe. Por eso todo en el Universo es semejante, porque todos los seres están creados de conglomerados de átomos y partículas.

"Estamos en Dios y Dios en nosotros”

Vladimir Gessen agrega que “en el caso del cuerpo humano, más allá de las células, estamos constituidos básicamente, de oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, carbono, calcio y fósforo, que representan el 99% de nuestros organismos. Otros cinco elementos componen menos del 1%, apenas el 0.85%, como son azufre, potasio, sodio, cloro y magnesio. El restante 0.15% son elementos como hierro o zinc.

-Por ejemplo-prosigue Vladimir-, el agua representa alrededor del 60% del ser humano. La molécula del agua está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno: H2O. El carbono, en el cuerpo, es casi el 20%. El punto es que Dios sí está en todas partes, por ello en cada uno de estos átomos está Dios y en cada partícula que contiene el átomo. El de carbono, tiene 6 protones en su núcleo y 6 electrones en su capa electrónica. En cada una de estas partículas está Dios.

-Esto significa que, dentro de nosotros, en nuestro cerebro, en nuestra sangre, en todo nuestro cuerpo, está el Creador y su conciencia suprema. Toda su fuerza infinita está en nosotros y a nuestro alcance, y muy pocos lo saben. Imagínese por un momento que pudiera comunicarse con el Creador, en cualquier momento, y pedir su apoyo y obtenerlo.

-Esto es lo que aprendemos en la experiencia donde respondemos a la pregunta de “¿Quién es El Universo?” -asegura María Mercedes- Piensa ahora que las células de nuestro cuerpo, que son unidades vivientes, tuvieran conciencia propia, pero no estuvieran conscientes de que forman parte de ese ser humano, un cuerpo vivo y con conciencia de sí mismo. Quizás las células no saben que forman parte de mí como persona. Y menos que yo soy también un ser con conciencia.

-Igualmente, la mayoría de los seres humanos no han concebido que, como las células, podríamos ser parte de un Ser Supremo, con conciencia de dimensiones infinitas, como lo es el Universo. Si fuera de esta forma ¡Podríamos vivir dentro de Dios! -señala Vladimir- y esto significaría que además de que el Creador está en cada uno de nuestros átomos, también nosotros estaríamos dentro de Él. Estamos en Dios y Dios en nosotros. Ni más ni menos.

Todo se transforma para ser felices

-¿Entonces piensan firmemente que Dios es el Universo?

-Sí -asegura Vladimir-. El físico y sabio Stephen Hawking indicó que prefería creer que el Universo se creó a sí mismo, a que alguien lo creó. Mucha gente pensó que negaba la existencia de Dios, pero en realidad lo que dijo es el que Universo se autocreó. Le dio en ese momento la connotación de ser el Creador, no solo de sí mismo, sino además de todas las cosas, por lo que el Universo es Dios.

-María Mercedes y yo nos hicimos una pregunta en ese momento: Si Dios creó a su semejanza, entonces si el Universo fue creado a semejanza de Dios tendríamos que concluir que si no se autocreó, fue creado por otro Universo, precisamente por lo de la semejanza. Cuando vemos y comprendemos esta forma de actuar y de pensar, todo se transforma y da un gran sentido a nuestras vidas. También, nos proporciona el poder para ser felices, superar las dificultades, y alcanzar nuestros objetivos. Todo pasa desde el momento que tomes esta creencia sobre el Universo.

-Pero eso lo explicamos en el libro -ataja María Mercedes-. Invitamos a dar este salto de pensamiento y acción, y que asumas de dónde vienes y hacia donde te dirigirás a partir de ese momento.

Aquilino José Mata

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