La Tregua de Navidad
Qué difícil es buscar la paz cuando desde lo más alto de la pirámide social todo el tiempo se habla de guerra, de conflagración, de enemigos, de magnicidios, de revanchas, de “me la deben” y de consignas amenazadoras. La tregua no es otra cosa que la cesación de hostilidades por un tiempo determinado. Claro que la deseamos por siempre, pero al menos comencemos por un par de semanas. Es un intermedio, un descanso a la confrontación que padece la humanidad.
La Navidad es tiempo de paz no de refriega. Lo negativo, lo que destruye no perdura en el tiempo ni en el pensamiento de la gente. Por el contrario, la historia le asigna a lo positivo, a lo que construye, el puesto predominante. Fue el nacimiento de Jesús lo que celebra la humanidad, por todo lo que significó el cambio del paradigma del odio a los demás y a lo diferente, a favor del amor al prójimo sin discriminaciones. Camino seguido por hombres como Mahatma Gandhi o Martin Luther King.
Siempre traemos a la memoria lo que la historia nos cuenta sobre la famosa “Tregua de Navidad”, durante la Primera Guerra Mundial:
Ocurrió en diciembre de 1914 cuando los distintos bandos de enemigos y en pleno combate empezaron a cantar “Noche de paz”... Los soldados, sin importar estandartes, sacaron sus banderas blancas, símbolo del alto al fuego, y decidieron no combatir durante la Nochebuena.
Hablaron como amigos, intercambiaron comidas, bebidas y recuerdos de sus seres queridos. Todos eran hombres de sentimiento, con familias, similares problemas, alegrías y tristezas. Conjuntamente oraron por amigos y “enemigos”.
Si ellos lo hicieron, todos debemos compenetrarnos con el mismo sentimiento y hacerlo entre nosotros.
La tregua se aplicó por encima de los dictámenes de las autoridades francesas, alemanas e inglesas, las cuales habían ordenado ofensivas y asaltos la noche de Navidad. Pero los soldados, básicamente gente del pueblo, impusieron la paz a sus propias autoridades.
Esta situación, sí la llevamos a nuestra vida personal, nos permitirá aliviarnos de nuestras angustias, encontrarnos con aquellos con quienes de alguna manera hemos tenido divergencias, tratando de no hablar sobre lo que nos desune y buscando las coincidencias.
Todos debemos llevar un poco de paz y armonía a nuestros hogares durante este período para luego poder estudiar las cosas con más calma, sin frustraciones o emociones desmedidas y desde distintos ángulos, permitiéndonos nuevos análisis más completos.
Asimismo, nos abre campo a la tolerancia, al mutuo entendimiento, a la unión espiritual con nuestros familiares, amigos y conocidos así como para tender puentes de comunicación con quienes piensan diferente a nosotros. Es una oportunidad valiosísima que no debemos perder.
En esta época queremos invitarlos al reencuentro y a compartir con unos y otros la fuerza del Espíritu de la Navidad que nos vitaliza con sentimientos de amor y alegría.
A las autoridades políticas y militares en todo el Mundo, le pedimos que vuelvan al camino de sus raíces colmadas de ilusiones e ideales y que contribuyan a minimizar el sectarismo y la exaltación bélica…
... y a usted, querido lector y a todos, les deseamos que se cumplan sus anhelos, que vivamos en paz y armonía, que pasen una muy ¡Feliz Navidad! y tengan un ¡Próspero Año Nuevo! y, por qué no, una dichosa ¡Tregua navideña!...
María Mercedes Gessen y Vladimir Gessen
Le invitamos cordialmente a leer nuestro libro: ¿Quién es Dios?
¡Gracias! por visitarnos, Vladimir y María Mercedes Gessen @DivanGessen @UnDiosUniversal
Fuente: https://www.youtube.com
Fotos: https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
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